El impacto del Black Friday es tal que, cada temporada supera sus previsiones en ventas. Según el último macroestudio del comparador de precios idealo.es, los españoles se gastarán una media de 271 € durante estas fechas, siendo los hombres los que más dinero invierten ese día, un 21% más que las mujeres.
Con el Black Friday llega también un consumismo sin límites al que hay que poner coto. Y es que hay que hacer muchos esfuerzos para no gastar dinero por encima de tus posibilidades, sobre todo cuando cualquier tienda está llamando a la puerta de tu cartera.
Pero no hay nada de lo que temer; te damos algunos consejos para no gastar más dinero del que realmente puedes permitirte.
En la Biblia de todo buen ahorrador, el primer mandamiento es hacer un presupuesto con el límite de gastos y los ingresos con los que se cuenta. Y, por supuesto, respetarlo al máximo posible, intentando no salirse de él salvo que haya alguna circunstancia que obligue a ello.
De hecho, conviene que, una vez finalizado el Black Friday, revises cuáles han sido los gastos realizados y contrastarlos contra los previstos. Este documento te servirá en los siguientes años para comprobar cuál ha sido tu desviación para realizar acciones correctoras a futuro.
Todos somos humanos y, en el Black Friday, las tentaciones están a golpe de click. Por eso es fácil comprar cosas que no necesitamos o, peor aún, a las que no les encontramos ninguna utilidad.
Por esta razón, es importante partir de una lista de compras cerrada y seguirla a rajatabla, pase lo que pase, incluso habiendo encontrado el chollo de nuestras vidas. Lo más probable es que acabe en algún cajón lleno de polvo.
En el Black Friday, algunas cosas no son lo que parecen. En muchas ocasiones, los días de rebaja no son tales, sino que simplemente están rebajados con respecto a días previos, pero las cadenas han subido su precio para dar una falsa sensación de rebaja.
Del mismo modo, los comercios suelen recurrir a algunas tácticas psicológicas efectivas como tachar el precio anterior o marcar con números grandes el descuento.
En realidad, y para asegurarte de que una oferta en pleno viernes negro es realmente una megaoferta, es importante que investigues antes de que dé comienzo la campaña para así poder confirmar si te vale la pena o no comprar ciertos productos. Y no unos días antes; debes empezar desde ya para no llevarte sorpresas.
Al empezar noviembre, tu Inbox se llena de ofertas que quieren convertir todo el mes en el Black Friday y hacerte creer que estás ante el descuento de tu vida. Rebajas previas, ofertas limitadas, descuentos temporales... Todas estas promociones no son buenas para controlar tus impulsos, así que hazte una idea de lo que puede suceder cuando llegue el día.
Por eso, algunos expertos recomiendan cancelar las suscripciones a las newsletters de tus tiendas de manera temporal, porque cada nuevo email va a empeorar la situación del anterior. Y volverte a suscribir cuando haya pasado toda la campaña, y sepas que los comercios ya no van a insistir que compres, al menos no de forma tan insistente.
El Black Friday es el día que marca el pistoletazo de salida para las compras navideñas. De hecho, muchas personas aprovechan la cercanía con estas fiestas para comprar el regalo perfecto para sus seres queridos. Los anunciantes lo saben, y utilizan este cebo para captar a compradores indecisos.
Sin embargo, si no tienes claro qué quieres regalar, comprar por comprar, aunque sea pensando en Navidad, puede no ser una buena idea. Acabarás adquiriendo un producto que quizás ni acaba siendo un regalo ni mucho menos puede ser considerado perfecto.
Puede parecer una tontería, pero diversos estudios relacionan de forma directa el consumismo con una sensación de ir de compras con el estómago vacío. Es más, si vas a comprar comida, es mucho más probable que adquieras alimentos más calóricos, motivado por tus ganas de saciarte.
Pero el hambre condiciona cualquier tipo de compras, no solo las que tienen que ver con la alimentación. De hecho, un estudio realizado por PNAS concluyó que el 60% de sus participantes hambrientos compraban más productos no relacionados con la alimentación de los que necesitaban, por culpa del apetito.
En realidad, todos estos consejos se resumen en una única premisa: dependiendo de tus impulsos, podrás controlarte más o menos. Cada persona tiene una serie de disparadores que activan sus hábitos, y las compras impulsivas no iban a ser una excepción.
Lo normal es que no seas consciente de cuáles son tus disparadores, pero con un poco de esfuerzo y autoconocimiento, seguro que descubres cuáles son los factores que hacen que consumas más. Quizá sea un “por un comprar un poco más no pasa nada”, escuchar la música que te gusta o ver tu serie favorita.
¿Y si la mejor forma de no gastar más dinero del que puedes permitirte fuese, simple y llanamente, no comprar durante esta campaña? En los tiempos actuales, en los que el consumismo desenfrenado marca la agenda de casi todas las personas, suena a misión imposible, pero no tiene por qué ser así.
Si te paras a pensar, las cadenas están buscando continuamente pretextos para incitarte a consumir, sin pararse un momento a pensar si realmente necesitas comprarlo o no. Y el Black Friday no siempre es el mejor momento.
De hecho, en muchos productos o servicios, como un billete de avión, la reserva de un hotel o un producto de tecnología, se pueden encontrar mejores ofertas en días mucho menos saturados. Así que, ¿por qué no te tomas un respiro y dices NO al Black Friday?
