Si has pedido un préstamo rápido al que ahora no puedes hacerle frente o bien necesitas un poco más de tiempo, puede que te estés planteando refinanciar tu préstamo. Sin embargo, ¿es buena idea?
En principio, no. Aunque hay excepciones, y te lo vamos a contar aquí.
Refinanciar deudas significa pedir un préstamo con otro. Es como cambiar una deuda por otra, normalmente con la idea de conseguir más tiempo para pagarla o ajustar mejor los plazos. Es una salida fácil si no puedes pagar a tiempo, aunque también puede ser un camino pedregoso que te llevará a encadenar una deuda con otra.
Quizá hayas escuchado por ahí que es buena idea refinanciar un préstamo para mejorar tus condiciones y pedir más tiempo, una cuota más baja o menos intereses. Y sí, puede funcionar… pero depende.
Refinanciar es buena idea si el nuevo préstamo tiene mejores condiciones: menos intereses, más plazo para pagar o una cuota mensual más baja. Este suele ser el caso de préstamos bancarios, como hipotecas, pero no de microcréditos. En este caso, si hablamos de refinanciar con tu banco para tener mejores condiciones; perfecto: refinancia tu deuda. Sin embargo, si hablamos de refinanciar un préstamo personal, no te lo recomendamos. ¿Por qué? Porque es el inicio de un ciclo de endeudamiento del que, a posteriori, podría resultar difícil salir.
Si estás ‘atrapado’ en una situación en la que tienes muchas deudas con intereses altos, como tarjetas de crédito o préstamos personales, lo que podrías plantearte es negociar con tus acreedores y consolidar todo en un solo crédito, con una cuota más baja y organizada. Incluso aunque la nueva tasa sea un poco más alta que la anterior, puedes ahorrar cada mes si reduces la carga general. Pero ojo: haz este análisis con un profesional, porque no siempre es tan simple como parece.
No vale la pena refinanciar si lo único que estás haciendo es cambiar una deuda por otra sin mejorar tus condiciones. Si el nuevo préstamo tiene los mismos intereses (o incluso más altos), y simplemente estás ganando un poco de tiempo, vas a acabar pagando más por lo mismo.
Tampoco es buena idea si vas a generar un efecto bola de nieve. Encadenar deudas es una señal de que algo no va bien en tu vida a nivel económico, y lo que necesitas es parar, buscar asesoramiento y reorganizar tus gastos.
Y, desde luego, no vale la pena refinanciar si lo haces por presión externa, por miedo o porque alguien te dijo que “todo el mundo lo hace”. Lo que funciona para otros no siempre es lo que te conviene a ti.
En Vivus no tenemos una opción de refinanciación como tal, es decir, no ofrecemos nuevos créditos para cubrir uno anterior. Sin embargo, si en algún momento ves que no vas a poder devolver tu préstamo a tiempo, lo mejor que puedes hacer es ponerte en contacto con nosotros cuanto antes y ver si es un aplazamiento de tiempo es buena opción para ti. Nuestro interés siempre está en ayudarte y encontrar la mejor solución para tu caso.
Lo primero que debes hacer es revisar bien las condiciones del préstamo: ahí te indicamos la tarifa por impago que se acumulas si no cumples con los plazos. Si superas el plazo máximo de devolución, se empezarán a cobrar intereses de demora. Contacta con nosotros para ver qué podemos hacer por ti.
Sabemos que pueden surgir imprevistos, y por eso te animamos a que nos escribas o llames sin esperar al último momento. Cuanto antes nos comuniques tu situación, más fácil será ayudarte.
Si no puedes pagar tu préstamo a tiempo la solución no tiene por qué ser refinanciarlo. Puedes buscar alternativas.
La primera, que ya hemos mencionado, sería hablar con el prestamista para renegociar la deuda. Si el prestamista te ofrece opciones de pago que te convengan y crees que puedes asumirlas, problema resuelto.
Ahora bien, como esto no hará que te libres de las comisiones ni de los intereses de demora, también podrías plantearte pedir prestado algo de dinero a un familiar, o pedir un adelanto en el trabajo. Esta estrategia suele funcionar si la cantidad que debes es asumible.
La tercera y mejor alternativa tiene que ver contigo y tus finanzas. Consiste en reorganizar tu economía con la idea de ahorrar. Puede parecer obvio, pero revisar tus finanzas, eliminar gastos no esenciales y reorganizar tu presupuesto puede darte el aire que necesitas para cumplir con el pago. A veces, con pequeños ajustes, consigues el dinero necesario sin recurrir a otro préstamo.
También puedes buscar ingresos extra, aunque sean puntuales: vender algo que ya no uses o buscar un trabajo por un tiempo. Y, por último, infórmate sobre ayudas sociales o comunitarias si estás en una situación más delicada. Algunas asociaciones o servicios sociales ofrecen apoyos económicos y ayudan a quienes lo necesitan.